¿Qué es la Meditación?
No existe una definición consensuada de lo que es la meditación, pero considerando que el término mindfulness es tomado del budismo podemos remitirnos a la misma fuente y tomar la definición del Dalai Lama al respecto: “la meditación es un proceso espiritual e introspectivo que envuelve elementos de concentración y análisis, siendo un proceso para entrenar y tomar conciencia de la mente”. Una definición compleja y que señala lo espiritual como un aspecto básico de la meditación. Mindfulness o atención plena forma parte de la filosofía desde la que abordar la vida.El budismo entre sus fundamentos, trata el respeto a todos seres vivos y vivir en paz con tu entorno, ser recto en todas tus acciones, hechos y pensamientos.

¿Qué entendemos como Mindfulness?
Sumergiéndonos en la acepción budista mindfulness habla sobre la atención, la “atención correcta”, pero en un contexto en el que adquiere un significado más amplio: en el aspecto atencional mindfulness define una simple conciencia pura del momento a momento, una conciencia “que aguarda” y mantiene una atención sostenida en un objeto.

El mindfulness como práctica de la atención no es un hecho aislado en la filosofía budista, sino que se apoya en otras enseñanzas centrales que guían al practicante más allá de la propia atención hacia una modificación de su conciencia buscando un desarrollo espiritual. Para esto hay una base filosófica budista, que se apoya sobre las Cuatro Nobles Verdades como condición integral para ser capaz de cultivar correctamente la atención plena.

La primera de esas nobles verdades es Dukkha o la verdad del sufrimiento, en la que se señala que en la experiencia humana el sufrimiento (también traducido como malestar) es inherente, es decir, queramos o no la vida nos expondrá a situaciones que cuya experiencia nos generará sufrimiento.

La segunda verdad, Samudaya. La segunda verdad considera que todo sufrimiento proviene del apego, la ignorancia y el deseo.  Propone una indagación en el origen del sufrimiento, la verdad de la causa del malestar. 

La tercera verdad Nirodha habla de la impermanencia de las cosas, es decir “nada dura para siempre” incluso del propio sufrimiento, señalando que el desapego hacia ese deseo inconsciente es la meta final que conduce a la cesación del sufrimiento.

Finalmente Marga la cuarta habla de la verdad del sendero cuyo tránsito supone conducirnos hacia la liberación del sufrimiento: El Noble camino óctuple o Óctuple sendero.  Propone ocho pilares que se superponen y interactúan en cada momento en la experiencia humana: el entendimiento correcto, una aspiración correcta, la palabra correcta, la acción correcta, un modo de vida correcto, el esfuerzo correcto, la atención correcta y la concentración correcta.

En esta síntesis podemos ver el contexto global donde se engloba el término mindfulness, y cómo se encaja en esa séptima posición de un óctuple sendero que supone la base de una práctica diaria enfocada al desarrollo espiritual.

Desde este contexto filosófico-religioso el término mindfulness es tomado de manera aislada del resto por del Dr. John Kabat Zinn quien en primer lugar lo definió como “tener una conciencia no juzgante del momento presente” y posteriormente se le suma “una atención receptiva a los eventos y las experiencias del presente”.

Esta separación del término que implica la atención correcta en el óctuple sendero se entiende como una necesidad “occidentalizar” el término secularizándolo y adaptándolo a un contexto científico donde lo espiritual tiene un complicado encaje, proponiéndose esta manera de atender por sí misma como una posible vía de intervención sobre diferentes aspectos del ser humano.

De ahí van surgiendo programas de intervención en los que se estructuran una secuencia de sesiones cuyo objetivo inicial se sitúo sobre la reducción del estrés (programa MBSR) y posteriormente la depresión o el trabajo de entrenamiento en la compasión. Todos estos programas se basan en el mindfulness, es decir, en esa atención correcta que propone el Budismo hasta el punto en el que el mindfulness termina aceptándose como un tipo de meditación.

Mindfulness es una disciplina de entrenamiento de la mente, avalada por la neurociencia que se basa en el acto de prestar atención, permanecer en el momento presente y sin juicio.

Mindfulness, o la atención plena, es la capacidad humana básica de ser consciente de dónde estamos y de lo que estamos haciendo, sin estar demasiado reactivos o abrumados por lo que está sucediendo a nuestro alrededor, lo que significa menos estrés y menos ansiedad.

Mindfulness o la atención plena significa prestar atención a las sensaciones, emociones, pensamientos que tienen lugar aquí y ahora sin juzgarlos, lo que nos permite crear una relación diferente con éstos, y se crea una relación con más apertura, aceptación y compasión. Enfocar nuestra atención en «el aquí y el ahora», y no dejarnos llevar por los pensamientos negativos o que nos preocupan sobre el pasado o el futuro se traduce en una mayor tranquilidad y calma en nuestra vida.

Los beneficios de practicar Mindfulness avalados por diversos estudios científicos son:

 Reducir el estrés y la ansiedad
 Mayor capacidad para relajarte
 Mayor capacidad de atención y concentración
 Mejor gestión emociones difíciles
 Mayor creatividad
 Mayor empatía
 Mayor aprendizaje
 Mayor rendimiento
 Mayor resiliencia
 Menor reactividad
 Aprender a gestionar las preocupaciones, miedos… de forma sana y eficaz
 Mejora de tus relaciones interpersonales
 Mayor energía y entusiasmo
 Aumentar tu bienestar

Un equipo de psiquiatras liderado por el Hospital General de Massachusetts, que ha realizado el primer estudio que documenta cómo ejercitar la meditación puede afectar al cerebro. Según sus conclusiones, publicadas en Psychiatry Research, la práctica de un programa de meditación durante ocho semanas puede provocar considerables cambios en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el estrés. Es decir, que algo considerado espiritual, nos transforma físicamente y puede mejorar nuestro bienestar y nuestra salud.

«Aunque la práctica de la meditación está asociada a una sensación de tranquilidad y relajación física, los médicos han afirmado durante mucho tiempo que la meditación también proporciona beneficios cognitivos y psicológicos que persisten durante todo el día», explica la psiquiatra Sara Lazar, autora principal del estudio. «La nueva investigación demuestra que los cambios en la estructura del cerebro pueden estar detrás de esos beneficios demostrados, y que la gente no se siente mejor solo porque se han relajado», apunta.

Lazar ya había realizado estudios previos en los que había encontrado diferencias estructurales entre los cerebros de los profesionales de la meditación, con experiencia en este tipo de prácticas, y los individuos sin antecedentes, como, por ejemplo, un mayor grosor de la corteza cerebral en áreas asociadas con la atención y la integración emocional. Pero entonces la investigadora no pudo confirmar si este proceso había sido fruto de, simplemente, haber pasado unos ratos de reflexión.

Para el estudio actual, los científicos tomaron imágenes por resonancia magnética de la estructura cerebral de 16 voluntarios dos semanas antes y después de realizar un curso de meditación de ocho semanas, un programa para reducir el estrés coordinado por la Universidad de Massachusetts. Además de las reuniones semanales, que incluían la práctica de la meditación consciente, que se centra en la conciencia sin prejuicios de sensaciones y sentimientos, los voluntarios recibieron unas grabaciones de audio para seguir con sus cavilaciones en casa.

Los participantes en el grupo de meditación pasaron 27 minutos cada día practicando estos ejercicios. Sus respuestas a un cuestionario médico señalaban mejoras significativas en comparación con las respuestas antes del curso. El análisis de las imágenes por resonancia magnética encontró un incremento de la densidad de materia gris en el hipocampo, una zona del cerebro importante para el aprendizaje y la memoria, y en estructuras asociadas a la autoconciencia, la compasión y la introspección. Además, se descubrió una disminución de la materia gris en la amígdala cerebral, un conjunto de núcleos de neuronas localizadas en la profundidad de los lóbulos temporales, lo que está relacionado con una disminución el estrés. Ninguno de estos cambios fueron observados en el grupo de control formado por otros voluntarios, lo que demuestra que no fueron resultado solo del paso del tiempo.

«Es fascinante ver la plasticidad del cerebro y cómo, mediante la práctica de la meditación, podemos jugar un papel activo en el cambio del cerebro y puede aumentar nuestro bienestar y calidad de vida», dice Britta Hölzel, autora principal del estudio. El hallazgo abre las puertas a nuevas terapias para pacientes que sufren problemas graves de estrés, como los que soportan un agudo estrés post-traumático tras una mala experiencia.

"Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro." Santiago Ramón y Cajal.

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