“Se llama calma” es un poema donde el Dalai Lama nos enseña el valor de aquietar la mente, de apaciguar los miedos, las preocupaciones y ansiedades para apreciar el presente y alcanzar así el bienestar y la plenitud personal.

“La mente relajada y el corazón sosegado responden mejor a las dificultades de la vida. Ahora bien, alcanzar ese sentimiento, ese sutil equilibrio interior, no es algo que podamos conseguir de un día para otro. Tal y como nos explica el propio Dalai Lama ni una estación especial ni una mente iluminada se crean en un solo día. Necesitamos descalzarnos de muchas cosas”.

Este sentimiento, que así visto suena tan sencillo, no siempre es fácil de conseguir. La calma es una de las principales habilidades emocionales y la base para una buena salud mental. Así lo describe el Dalai Lama en esta maravilla de poema.

Se llama calma y me costó muchas tormentas.
Se llama calma y cuando desaparece…. salgo otra vez a su búsqueda.
Se llama calma y me enseña a respirar, a pensar y repensar.
 
Se llama calma y cuando la locura la tienta se desatan vientos bravos que cuestan dominar.

Se llama calma y llega con los años cuando la ambición de joven, la lengua suelta y la panza fría dan lugar a más silencios y más sabiduría.

Se llama calma cuando se aprende bien a amar, cuando el egoísmo da lugar al dar y el inconformismo se desvanece para abrir corazón y alma entregándose enteros a quien quiera recibir y dar.

Se llama calma cuando la amistad es tan sincera que se caen todas las máscaras y todo se puede contar.

Se llama calma y el mundo la evade, la ignora, inventando guerras que nunca nadie va a ganar.

Se llama calma cuando el silencio se disfruta, cuando los ruidos no son solo música y locura sino el viento, los pájaros, la buena compañía o el ruido del mar.

Se llama calma y con nada se paga, no hay moneda de ningún color que pueda cubrir su valor cuando se hace realidad.

Se llama calma y me costó muchas tormentas y las transitaría mil veces más hasta volverla a encontrar.

Se llama calma, la disfruto, la respeto y no la quiero soltar…